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Carta imaginaria a una alumna

Carta imaginaria a una alumna (201114)

Mi muy expresiva doña M.:

Reconozco que disfruto leyendo sus correos. Transmiten muy bien la experiencia y evolución de su vivencia. ¿No se ha planteado dedicarse a escribir? Percibo en usted cualidades de una muy buena narradora.

Si me permite, en honor al santo de hoy, San Jocundo, comentaré de forma jocosa sus vicisitudes. Es una versión irónica y alternativa a su narración.

¡Desenchufar la computadora por despecho! ¡Pobre máquina! ¿Qué culpa tiene el ordenador? Él solo obedece. Como trate así a sus seres más cercanos, ¡menudo infierno para su marido!

Además de la evidente falta de control emocional y de querer liberarse de su propia responsabilidad transmitiéndolas a los más débiles (¡a un desvalido ordenador!), muestra una desorganización estructural en su vida. ¡Va de forma anárquica abriendo y cargando los archivos de la plataforma sin sentido! ¿Qué pretende abriendo y cerrando al tuntún los archivos de la asignatura? ¿Acaso cree que la combinación de aperturas y cierres de ficheros cual cábala desvelará el misterio divino?

Si después de reflexionar esta pregunta se percata de su ignorancia e insensatez, me tranquiliza. Aunque si su respuesta a esta pregunta deviene en afirmativa, merece sin lugar a dudas la máxima calificación en esta materia, pues ha descubierto de forma innata la ley 0-1 de Kolmogorov. ¡Qué mente tan privilegiada!

Menciona su soledad y, al mismo tiempo, su sorpresa de que no encuentra a nadie de su entorno a quien acudir para que le auxilie en este tema. Poco a poco proyecto sobre usted un perfil psicológico de falta de control emocional, de deformar la realidad para echar la culpa al otro y pensamiento desestructurado. Si es así, ¿con estos rasgos se extraña de su soledad? ¿Existirán personas dispuestas a permanecer en tal entorno? ¿Acaso no se da cuenta de que solo otras personas en similar situación se acercarán a un perfil como el que describo?

Le aseguro que sí existen personas que dominan este tema, aunque difícilmente pertenecerán a tal entorno vital. Sería un milagro que sus allegados supieran de esta materia. Por ello acierta en preguntar a sus compañeras de asignatura.

Aunque temo.

Temo por su reacción cuando las respuestas de sus compañeras no la satisfagan. Temo que surja una ira descontrolada cuando descubra que esas respuestas son incorrectas. En vez de suponer que sus compañeras saben mucho menos que usted en esta asignatura, temo que concluya que la engañan. Temo que esta historia devengue en una crónica de terror.

Y como no ha podido cargar uno de los archivos, en vez de releer las instrucciones, temo que se cargue al profesor. ¡Socorro!

E.

Agradecimientos

A la muy tenaz M., que ha hecho un ímprobo esfuerzo por ponerse al día en la materia.